martes, 28 de junio de 2011

Ñañañañañañañañaña:)

Que tú y yo seamos dos ositos, 
y que lluevan gotas de miel.

Que sabiendo algunas cosas, la vida se vive mejor.

Que no hay monstruos en el armario, ni los reyes magos te vigilan para ver todo lo malo que haces. 
Sé que los malos son muy malos, y los buenos no son tan buenos. 
Créeme, que he aprendido que los conciertos están para dejarse los pies, y la voz. 
Que los besos a escondidas saben mejor. 
Que un baño de agua fría a veces sienta tan bien como uno de agua caliente.
Que el mundo está plagado de personas agradables, y a la vez, de personas que no merecen ser llamadas personas. 
Ahora sé que no hay calcetines para el pie izquierdo, ni para el pie derecho. 
Que los tacones a las cuatro de la mañana en una fiesta, ya no están en los pies. 
Que las medias se rompen muy fácilmente, y que el pintalabios rojo no se borra de las camisas blancas.


Y lo más importante, sé que de siete días a la semana, Raúl, yo te quiero ocho.

Lo ví, a él. En la foto, lo ví. Y se me paró el corazón.

Pagina de inicio de tuenti. Meto mi gmail y mi contraseña, y espero. 
Cargando... 10% 20% 30% ... 90% 100% Ya está. 
Sale en la pantalla mi perfil, con mi foto, mi estado, mis comentarios, mis entradas... 
Más abajo veo quienes están conectados. 


Pincho en novedades y me sale que tengo una petición de amistad, un comentario, dos invitaciones a eventos, y una foto en la que me han etiquetado. 
Voy atendiendo a cada cosa, respondiendo, hasta que llego a la nueva etiqueta. 


En cuanto "clico" encima, la imagen que veo se me va a la cabeza y allí dentro se arruga como una hoja de papel, que al pasar por mi garganta se atasca y me impide respirar. 
Llego a pensar  que se me a parado el corazón. 
Entonces llega el silencio. La canción que escucho se termina, y no queda más que slencio. 
Un silencio tremendamente incómodo, porque no admite reacción, ni siquiera para quitar esa imagen de mi vista. Nada. 
Daría lo que sea para me llame alguien: Angela, Laura, Erenia, Marina... Quien sea, pero alguien, para romper este asqueroso y profundo silencio. Este silencio asquerosamente profundo.


Le ví, a él. En la foto, le ví. 


Le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví, le ví. 


Le ví, a él. En la foto, le ví.

Ahí estaba, Raúl, ese chico que dice que le gusto. Ese chico que pregunta por mí cuando no estoy. Ese chico que al acercarme se pone rojo y los demás a silvar. Ese chico, ese. No otro.


Pero no estaba solo. A su lado estaba Bárbara, una chica muy maja del colegio vecino (Pedro del Hoyo). 
Últimamente quedamos el colegio Fray Pablo con el colegio Pedro del Hoyo, y nos llevamos muy bien. Pretendemos pasar de ser dos grupos a uno solo, pero a algunos les está costando más que a otros acostumbrarse. 
Bárbara no era uno de ellos, por supuesto. 
Esa chica alta, fuerte,... grande. Hasta ahora nos llevábamos muy bien, tenía su móvil, ella tenía el mío...; lo normal.

¿Que esperabais que os dijera, que era algo para morirse? ¿Una chica digna de que le guste a muchos chicos? 
Pues no. Una chica como cualquier otra, nada especial.


Sin embargo ahí estaba ella, junto con Raúl, rodeados de corazones, besos, y frases como <<Que dureis!>> y <<Parejita!>>; hecha con el Picnik.


¿Preo sabeis qué es lo peor? Que ni siquiera me gusta. Y cuando lo pienso, no me entiendo. Porque no sé si son celos, ni siquiera sé si de verdad me gustaría salir con él. Pero creo que le quiero. No se cómo, pero creo que le quiero. 


¿Nunca os ha pasado algo asi? 
Cuando ves a alguien por primera vez lo ves como amigo, y piensas que él te ve igual a ti. 
Pero de repente, te enteras de que le gustas, y no quieres creerlo. 
Pero te lo dice hasta él, y al final, tines que creerlo a la fuerza. 
Entonces piensas en él, en lo mucho que te quiere, en que daría todo por tí, y, de alguna manera... le quieres. Le quieres. LE QUIERES!


Y por eso, yo le quiero muchísimo. Y aunque al principio no me había dado ni cuenta, ahora lo tengo muy claro. Le quiero.


Lo ví, a él. En la foto, lo ví. Y se me paró el corazón.



viernes, 24 de junio de 2011

Meeeeeeeeeee:)








Creo que está bastante claro que me llamo Laura (Fernández). 
Y otra cosa más, estoy enamorada. Eso no es nada especial, mucha gente lo está. Pero le quiero más que a mi misma. LE QUIEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! 


Nosé si alguien llegará a leer esto. 
Pero por si acaso, digo que es Raúl. 
Por otro lado está Gerardo. 
Y por otro Cristian. 
Y por otro ya casi olvidado (pero no olvidado del todo) Diego. 
Y por otro la desesperación...


(Normalmente estoy con el último...)
Tengo tantas cosas en la cabeza, que temo a que de un momento a otro me explote de golpe.


Muchos besos, Laura Fernandez Pérez.

Yo no hago las cosas a tu manera, ¿sabes? Yo no soy como tú.


Me hiciste de todo. Si alguien tiene razones para odiarte, esa soy yo.
Me utilizaste, me engañaste, me convertiste en el perrito que va a tus pies.
Me destruiste y me volviste a crear desde la nada a tu gusto.
Que si me tiene que gustar ésto, que si tengo que odiar a la otra...
Poco a poco, conseguiste mi confianza, y cuando alguna pieza de suma importancia en tu lista de verdaderas amigas se torcía tenías la seguridad de tener a una tonta dispuesta a mancharse las manos por ti.
Ésa, era yo.
Ésa tonta que no pensaba por si misma, esa tonta que ahora has decidido perder porque ya otra ocupa su lugar.
¿Para qué tener dos? Te quedas con la mejor y ya está.
Y en ese momento, fuese por lo que fuese, decidiste que yo era basura, y me tiraste como a unas cáscaras de pipas.
¿Que tendría que hacer yo? Y yo qué sé.
Contigo, no se lo que hacer.
Yo no hago las cosas a tu manera, ¿sabes?
Yo no soy como tú.
Yo sé el significado de perdonar, comprender, y volver a perdonar.
Por eso, pretendo olvidarlo todo. Que te odio, que me odias, que me utilizaste, que me mentiste...; todo.
Pero para eso tienes que poner de tu parte. Si no, no podré.
Porque sé que para ti... soy un pez. Un pececito, insignificante, bobo, sin sentimientos.
Si ese pez se muere da igual, se compra otro mejor.
Y no te sobra con matar al pececito, no. Tienes que despedazarlo a picotazos para quedar satisfecha.
Yo no hago las cosas a tu manera, ¿sabes?
Yo no soy como tú.